Las Brujas de Roald Dahl
“Las brujas de verdad visten ropa normal y tienen un aspecto parecido al de las mujeres normales. Viven en casas normales y hacen trabajos normales. Por eso son tan difíciles de atrapar.”
Esta verdad tan sencilla es la que debe conocer todo niño si
quiere sobrevivir en un mundo plagado de brujas que lo único que desean es “apachurrarlo,
machacarlo y hacerlo desaparecer”.
Probablemente esta sea una de las obras menos conocida de
Roald Dahl (autor, entre otros, de Charlie
y la Fábrica de Chocolate), pero no por ello la menos interesante. En este
pequeño libro, escrito con una prosa ágil y divertida, Dahl nos informa sobre
la “verdad verdadera” de las brujas; unos seres repugnantes que habitan en
todos los países de la tierra (aunque las más crueles se encuentran en
Inglaterra) y que anualmente se reúnen en un hotel para realizar una convención
nacional con la Gran Bruja y, así, ultimar sus macabros planes infanticidas.
El protagonista del libro (un astuto niño de siete años del
que nunca se dice su nombre) tiene la mala suerte de ser testigo de una de estas
convenciones, cuando queda atrapado, escondido tras un biombo, en el salón en
el que se reúnen las brujas. De este modo conocerá la existencia de la Formula 86, Ratonizador de Acción Retardada y
el uso que de él quieren hacer las brujas para convertir a todos los niños
ingleses en ratones. Junto a su
abuela, una brujófila retirada, y tras sufrir una fantástica mutación, este
niño dedicará todas sus fuerzas e ingenio a impedir el malévolo plan y a
destruir a las brujas, primero de Inglaterra y después del resto del mundo.
Ágil, divertido y deliciosamente irreverente, hay quienes
dirán que en este libro hay partes que no son políticamente correctas. Pero si
hablamos de sobrevivir a las brujas, hay cosas que como no bañarse demasiado a
menudo, todo niño sensato debería saber.
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