Ideas
Historia Intelectual de la
Humanidad
Peter Watson
Acabo de terminar de leer ideas,
un librito que en cerca de 1500 páginas trata de hacer un resumen de la
historia intelectual de la humanidad.
Por descontado, la obra es tan
grande y ambiciosa, que pretendo volver a hacer una segunda o hasta tercera
lectura, ya que en muchas ocasiones me he perdido en el vasto conocimiento del
autor.
No obstante y aún admirando a
Peter Watson, tengo que afirmar que no estoy de acuerdo con su visión del
mundo. Por supuesto no tengo su bagaje cultural y en numerosos aspectos, mi
conocimiento sobre las cosas que habla son de niña de bachillerato, pero mi
niego a creer en la ausencia de un yo, de una vida interior del hombre, de que
seamos seres espirituales.
Me explico.
Como es lógico, Ideas, aunque
también habla de las ideas surgidas en oriente, estructura la historia
intelectual de la humanidad en el enfrentamiento dicotómico de dos grandes
filósofos: Platón y Aristóteles.
Para entenderlo de una forma
rápida, simplista y bastante pueril, se podría decir que es el enfrentamiento
clásico que todos vivimos entre las ciencias y las letras. Con Aristóteles
tenemos el mundo sistemático, racional, claro y productivo de las ciencias, que
nos ha llevado a descubrir millones de cosas y a tener los avances con los que
contamos actualmente. Según el autor (y en esto estoy bastante de acuerdo)
siempre que ha habido una concepción aristotélica del mundo nos hemos
encontrado con un periodo de renacimiento intelectual. Pero si ha predominado la platónica
(esto es, la búsqueda del alma, del ser interior, del yo, del porqué del
hombre…) lo que se ha hecho es borrón y cuenta nueva. En resumen… que los
conocimientos científicos se apoyan uno sobre otros y así van sumándose hasta
establecerse una línea continua de progreso, mientras que en ámbitos como las
artes, la filosofía y la psicología no hay un avance real, sino lo que se hace
continuamente es desarrollar una nueva teoría que invalida a las anteriores.
Según Peter Watson, la historia
ha fracasado rotundamente a la hora de explicar el interior del ser humano, es
decir, su propia humanidad. Según él no se ha hecho ni un sólo avance, ni tan
siquiera en las artes, que “sólo consiguen describir al ser humano” pero que no
pueden explicarlo. El último gran intento y según él la falacia del siglo, ha
sido Freud que intentó “explicar aristotélicamente los interrogantes
platónicos”, pero como su teoría es “falsa” y su técnica de psicoanálisis
“inútil” (parafraseo a Peter Watson) queda demostrado que no es posible
realizar un acercamiento científico al interior del ser humano. Por lo que
termina su libro así:
“Dado el triunfo del enfoque
aristotélico tanto en el pasado remoto como en el inmediato, ¿no ha llegado
quizá el momento de enfrentar la posibilidad e incluso la probabilidad de que
la noción platónica de Yo interior sea equívoca? Esto es, la posibilidad de que
no exista un yo interior”
Y termina con las palabras de
John Gray: “Un zoológico es una mejor ventana desde la cual observar el mundo
humano que un monasterio”.
Según esta teoría y llevándola a
su máximo exponente el ser humano sería, como leía el otro día en un libro de
Jorge Volpi, un conjunto de genes que luchan por perdurar. Nada más. Adiós, en
mi caso, a María, a mi personalidad, a mi propio yo y a mi propia moral.
Pero creo que esta argumentación
falla en un punto tan simple que hasta me da vergüenza mencionarlo… si el ser
humano no es más que eso, para qué sirve el avance en la ciencia. Si somos solo
unos animalitos y lo único importante es la prevalencia de la especie ¿por qué
nos empeñamos en encontrar medios para que sobrevivan los más débiles,
comprometiendo la carga genética de la especie? ¿Por qué gastamos energías y
recursos en defender a los más débiles? ¿Será por que el ser humano es algo
más? ¿Para qué desarrollamos la vertiente aristotélica?
Creo profundamente en ese algo
más. Y creo que para aprehender ese algo más no sólo podemos apoyarnos en el método experimental.
La función metalingüística
demuestra la grandeza de las lenguas. Es la propiedad que tiene cada idioma y
el lenguaje en general de explicarse utilizándose a sí mismo. Por ejemplo, el
verbo se explica con palabras. Pero como el idioma ha estructurado nuestra
mente desde milenios, no podemos llegar a comprender del todo su esencia, a
agotarlo en explicaciones De todas formas nadie se atrevería a decir que los
avances en la lingüística han sido nulos o insuficientes. Por lo tanto, cómo
vamos a poder explicarnos a nosotros mismos y a agotarnos teóricamente como lo
hacemos con el átomo. ¿Qué no podamos conocer todavía el límite del universo
significa que debemos abandonar su estudio? ¿Debemos por lo tanto abandonar la
búsqueda de nuestra propia espiritualidad?
Realmente, prefiero las palabras
de Nietzsche:
“La irracionalidad de una cosa no
es un argumento en contra de su existencia, sino más bien una condición de la
misma.”
María Fuentes Gimeno